Es una especie de ave de la familia de las cacatúas y miembro del género Cacatua en grave peligro de extinción.
Su tamaño es aproximadamente de 34 cm de longitud, suele tener el plumaje blanco y en la cabeza tiene una cresta amarilla que se curva hacia delante. Sus alas y la cola en la parte inferior también son amarillas, su pico es negro y sus patas grises. Las hembras tienen los ojos de color marrón rojizo y los machos los tienen negros. La piel alrededor de los ojos es azulada. Los juveniles tienen el iris gris y los pollos nacen con el plumón amarillo parcheado. La diferencia entre machos y hembras es mínima, son muy similares en apariencia.
Habita en bosques tropicales, matorrales y áreas agrícolas. Es endémica de Timor Oriental e Indonesia (islas menores de la Sonda y Célebes).
En estado Silvestre son amistosas y pacíficas. Estas aves viven en pequeñas bandadas o en parejas, reuniéndose a veces en bandadas muy grandes cuando se alimentan. Son ruidosas y a menudo emiten ásperos chillidos, aunque también pueden emitir silbidos más suaves. Son animales activos y llenos de energía. Son juguetones y amables, tendiendo a ser tímidos.
Las cacatúas sulfúreas comen una gran variedad de alimentos, como semillas, bayas, frutos secos, frutas y flores. A veces asaltan cultivos de arroz y maíz, y también pueden comer material vegetal verde. Las cacatúas sulfúreas contribuyen con su dieta a la dispersión de semillas.
Son aves monógamas y las parejas permanecen juntas toda la vida. En la Isla de Sumba, el apareamiento se produce de septiembre a mayo. Estas aves anidan en las cavidades de los árboles. Sus huevos son blancos y suelen poner de 2 a 3. La incubación es compartida por el macho y la hembra, durante unos 28 días, y los polluelos abandonan el nido a los 75 días.
Su población se estimó en 2007 en menos de 7000 ejemplares, siendo en la isla de Sumba donde se concentran la mayor parte de los ejemplares. El declive de esta especie se dio de forma muy pronunciada durante el siglo XX a causa de su captura indiscriminada para su venta como mascota; la deforestación de sus hábitats es un factor que ha potenciado su declive.
Aunque la captura con fines comerciales se prohibió desde 1994, la caza de forma ilegal continúa hasta nuestros días, y ha sido la principal causa de que esta cacatúa haya desaparecido de algunas islas en las que solía habitar.